sábado, 19 de octubre de 2019

SUSTENTABILIDAD EN CASA


                                   
No recuerdo gobierno argentino que le haya dedicado al cambio climático más de un par de frases en alguna declaración o discurso. ¿Por qué es esto?
La realidad es que somos lo que queremos ser. 
Cuál es el papel que le cabe jugar a un país en desarrollo como el nuestro, en un planeta que debe reconocer que globalmente cerca del 40% de la energía eléctrica se genera con carbón.
Aclaremos por las dudas, la combustión del carbón aporta cerca del doble de gas CO2 (nuestro contaminante atmosférico que produce el efecto invernadero) que otros combustibles clásicos no renovables como el gas y los derivados del petróleo, sin contar el aporte nulo de las llamadas energías renovables (hídrica, eólica, solar y otras)
Hagamos un mapa de los que producen gas CO2 a nivel mundial (de mayor a menor): China, USA y la Unión Europea. Los demás casi no cuentan como aportantes, no porque tengan cuidado (excepción: Noruega) sino porque su consumo de energía eléctrica, proporcional al desarrollo industrial, es mucho más bajo.
La pregunta es entonces: ¿con quién debemos sentarnos a negociar y discutir la forma de detener el incremento del efecto invernadero? ¿A quién debemos rendirle cuenta de nuestro camino a la conversión a energías renovables para evitar acercarnos a un extremo deterioro de la vida en la tierra en unas pocas décadas?
Por cierto, el cambio climático se ubica dentro de un marco más amplio que es el cuidado del Medio Ambiente, concepto mucho más abarcativo y más profundo que el de quemar o no quemar combustibles fósiles.
Por cierto, se incorporan temas “más nuestros” como la desertificación, la aniquilación de insectos, animales y plantas imprescindibles para el ecosistema, la destrucción de reservas de agua, y el envenenamiento por malas practicas industriales.
El Medio Ambiente es justamente el Ambiente que nos proporciona el Medio en el que vivimos. Y la vida en este planeta no es solo producto y consecuencia de temperatura, lluvias y tsunamis.

¿Qué pasaría si observamos nuestra forma de vivir en este planeta en una visión que resumimos en la palabra Sustentabilidad?

El termino sustentabilidad parece llevarnos a un mundo más abstracto, más teórico y más ajeno a nuestras vidas diarias.
Es todo lo contrario. Aclaremos.


Se resume el significado de la palabra sustentabilidad planteando la siguiente pregunta:
¿Podré seguir indefinidamente con este comportamiento o costumbre, y podrán también seguir mis hijos y nietos?

El término “sustentabilidad” no tuvo siempre el mismo significado y sufrió diferentes transformaciones en las ultimas décadas. Hoy este concepto está basado en el mantenimiento de los sistemas sociales y ecológicos para lograr una nueva relación entre los tres componentes centrales del desarrollo sustentable:

La situación económica
La condición social
El medio ambiente

Que a su vez nos llevan a reconocer tres vectores principales de nuestra acción sustentable como individuos, como instituciones y como gobierno:
    • Nuestra posición hacia nuestros semejantes, en cuanto a la profunda comprensión de sus necesidades, anhelos y deseos, y a indagar la percepción que ellos tienen de nuestras acciones en la sociedad en la que actuamos.
    • Nuestra visión de la sociedad en la que vivimos y actuamos en su conjunto, sea la que tenemos cerca como la familia, o la comunidad más amplia y las instituciones.
    • El medio ambiente, desde la contribución individual, hasta la formación de opinión e interacción con todas las actividades humanas, empresarias, y del estado.
Volvemos entonces al comienzo de nuestra conversación, pero en el marco del abarcativo concepto de la Sustentabilidad. El papel que le toca desempeñar a un país como el nuestro en ese gran marco se modifica, toma importante dimensión interna para los que habitamos estas tierras y externa hacia el mundo entero, y nos compromete tanto individualmente como en la sociedad organizada en Republica. Nuestra riqueza geográfica, climática y de recursos de la tierra, movilizada por un recurso humano de alta formación y capacidad como el nuestro, nos ofrece una oportunidad de liderazgo regional y mundial.
En el marco de la sustentabilidad, lo urgente y lo importante dejan de ser entes separados y excluyentes. Se reúnen en una necesidad de dedicación a todos los temas en forma simultánea y con la mayor dedicación y energía, ya que uno sin el otro comprometen el todo.
Lic. Hugo Molnar

El futuro del clima del planeta



Mientras la temperatura promedio de la atmósfera del planeta sube sin pausa desde los últimos 10 años, y mientras la temperatura media del 2015 fue la más alta desde que comenzó la era industrial, los que pretenden decidir el futuro del mundo reunidos en París en diciembre de 2015 establecieron por primera vez, y muy tímidamente, metas numéricas para las próximas décadas: La temperatura no deberá elevarse más de 2 grados sobre la actual.

El mundo hizo lo que pudo
Y lo de muy tímidamente no es un comentario superficial. Se basa en dos razones que desafían nuestra conciencia.
Por un lado, teniendo en cuenta que en los últimos años la tasa mundial anual de muertes por causa del calor ha sido de más de 300.000 personas (sin contar los demás seres vivos del planeta), reconozcamos que hemos llegado un poco tarde a frenar esta escalada. Pero como el pasado ya pasó, al menos estimemos cuantos van a morir en la próxima década. Para evitar el espanto que nos causa el resultado, es un mandato implícito el elaborar planes de contingencia para morigerar esa cifra, léase campañas de concientización, alertas médicas, infraestructura para tratamiento, bases de datos y redes de comunicación, y por supuesto, al fin, mejorar el acceso al agua potable de los habitantes de todo el planeta.
La segunda muestra de timidez es que nada se decidió sobre la forma en que se podría llegar a la meta (o de no llegar a ese maldito incremento de temperatura de 2 grados, como se prefiera). Ningún compromiso de los países que intervinieron en esa reunión cumbre, ninguna estimación del presupuesto necesario para la conversión de energía fósil y ni hablar sobre los recursos económicos que cada país pondría a disposición para esta ultima e inexorable cruzada para salvar la vida en la tierra.

¿Qué pasa en Argentina?
En este extraño panorama que comprende por un lado zonas muy castigadas por este (por ahora) inexorable cambio climático y en otro foco los países que más contribuyen a este cambio, victimas y causantes se mezclan en una aparente inconsciencia de no saber cuál es su contribución a este estado de cosas, ni como remediar y cambiar la tendencia.
Veamos que pasa en nuestro país, la Argentina. Como es frecuente en el tema del medio ambiente, los movimientos, acciones y reacciones son contradictorios. Y esto tiene su razón de ser, ya que es frecuente caer en el error de suponer que lo ecológico es enemigo del progreso. Es así entonces como los actores económicos afectados por alguna reacción contraria a su actividad, despliegan todos sus recursos para defender sus intereses ante un impasible estado nacional que piensa que todo se debe a una lucha de beneficios contrapuestos, en lugar de regular y controlar la forma en que se deben desarrollar las actividades industriales para no comprometer nuestro delicado mundo natural.
Veamos algunos ejemplos:

Avanza la minería sin control
Al iniciarse 2016 se anunció la eliminación de los derechos de exportación para la minería. Pero de la demorada reglamentación de la ley de glaciares que prevé su relevamiento detallado, y el alcance de sus cuidados, no se escuchó nada. El relevamiento por fin se logró, aunque con mucha demora.
La siguiente arremetida de la corporación minera se enfocó en una particular interpretación de la ley de glaciares, pretendiendo que los ambientes periglaciales estarían excluidos de las limitaciones en la explotación a cielo abierto. Por suerte (sí, tuvimos suerte) la justicia no lo permitió.

Petróleo a contramano
El precio de los combustibles sigue creciendo en el mercado interno con la plena anuencia del estado, mientras el precio internacional del petróleo sigue bajando dramáticamente para desesperación de las bolsas de valores. ¿Por qué no acompaña esta baja el precio de nuestros combustibles?  La respuesta es simple, pero está ausente en las explicaciones de los funcionarios: es porque seguimos subsidiando a las empresas petroleras que actúan en nuestro territorio. Es contradictorio este subsidio en un momento en que se habla de la necesidad de sincerar la economía y que ningún sector o empresa del estado o privada sea mantenida por el bolsillo de todos nosotros. Es más, Este subsidio al sector petrolero se confirma aun sobre el comienzo de la cumbre mundial de medio ambiente de Paris, en la que se explicita la necesidad de enfocar nuestros esfuerzos y recursos a las energías alternativas. No quisiéramos copiar la actitud irresponsable de Alemania, que al decidir la desactivación de sus centrales nucleares luego del accidente de Chernobyl, se volcó nuevamente a la carrera ascendente del carbón, el mayor contribuyente al efecto invernadero.


Energía solar en Jujuy
Otra, pero buena: La Nación firmó un convenio con la Provincia de Jujuy en el marco del Plan Belgrano para ampliar el proyecto ya iniciado de parque solar, y cuyo nuevo objetivo es contribuir con un 10% de energía eléctrica a la red nacional.
Avance de energías alternativas
Desde fines del 2015 hasta hoy la contribución de fuentes renovables a la producción de energía eléctrica en Argentina creció del 0,5% a más del 5%.
Podemos considerarlo un enorme progreso, aún más si consideramos que existen planes concretos y aprobados para llegar a cerca del 10% a fines de 2019.

¿Quién nos cuida?
Celebro la creación, por primera vez en la historia de la Argentina, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, y me detengo en la segunda parte del nombre: el desarrollo sustentable. Es que el cuidado del medio ambiente no debe impedir el desarrollo de un país. El monitoreo de la actividad humana en todos los aspectos del desarrollo debe ser tamizado permanentemente y transversalmente por este ministerio. Cualquier proyecto de infraestructura, caminos, obras de contención de inundaciones, actividades industriales con impacto ambiental, deben ser analizadas, y a los responsables de esas obras se los debe convocar a demostrar su vocación por el ambiente en cada paso del proyecto y de su explotación.
Se deben interpretar las palabras “desarrollo sustentable” como algo que puede ser sostenido en el tiempo y a través de generaciones sin degradar ninguna de sus características y las de la naturaleza y las personas que los rodean.
La sustentabilidad es el grito de las próximas generaciones.
Hugo Molnar, octubre 2019

lunes, 19 de agosto de 2019

Les presento al permafrost



El permafrost (permahielo) es la capa de suelo permanentemente congelado —pero no permanentemente cubierto de hielo o nieve— de las regiones muy frías o periglaciares, como es la tundra. Puede encontrarse en áreas circumpolares de Canada, Alaska, Siberia, Tibet, Noruega y en varias islas de nuestro oceano Atlantico sur como las islas Georgias del Sur y las islas Sandwich del Sur.



Más del 20% del suelo del planeta es permafrost.
El permafrost profundo o permanente puede ser de arena y roca, a veces mezclado con agua, pero en muchos casos contiene enormes reservas de carbono en diversas formas.
La profundidad del permafrost más profundo puede llegar hasta1 ½ Km.
Durante cientos de miles de años, el permafrost del Ártico​ ha acumulado grandes reservas de carbono orgánico (se estima que de 1,4 a 1,85 billones de toneladas métricas). Los pronósticos predicen un escape de esas reservas en las áreas de permafrost, debido al calentamiento global.
Al descongelarse el permafrost, las bacterias de la descomposición comienzan a actuar produciendo metano, lo cual realimenta el efecto invernadero.
Esta es la gran amenaza con la que nos confronta el calentamiento global si no lo controlamos a tiempo.

 Yakutia es una república ubicada al noreste de Rusia, y disfruta de una extensa costa sobre el mar ártico
Su superficie de Yakutia es equivalente a toda Europa occidental
El 90% de su suelo es permafrost, como en casi toda la región de Siberia
Las temperaturas mínimas invernales en muchos lugares de Yakutia son de entre -40 y -60 grados centígrados.
Eso ha cambiado en los últimos tiempos y los deshielos de primavera provocan inundaciones nunca vistas. El deshielo del permafrost provoca deformaciones del suelo, con la consecuente deformación de caminos y derrumbe de construcciones.
La zona polar ártica se está calentando al doble de velocidad que el resto del planeta, pero además este verano, un centro de alta presión del Sahara desplazó grandes cantidades de aire caliente sobre esa zona provocando incrementos de hasta 10 grados en las temperaturas mínimas.

La capa superior (aprox 2 m) del suelo se descongela en primavera verano y es útil para cultivo y forestación.

El permafrost profundo y permanentemente congelado sirve de sustento, de cimiento, a la capa superior que nos da la vida. En base a ese soporte se cultiva, se foresta, se construyen caminos, viviendas y ferrocarriles sobre el permafrost superior.
Hoy, ese soporte y sustento se descongela más y más. Es un proceso que no se detiene debido a nuestra actividad descontrolada de emisión de gases de carbono provocada por la combustión de combustibles fósiles (carbón, gas, petróleo y sus derivados)


miércoles, 23 de enero de 2019

Historia verde del management



El gerenciamiento (management) es una tecnología que nace a mediados del siglo XIX para organizar, controlar y optimizar las inversiones en el desarrollo de los ferrocarriles y en la minería, reglando  las actividades de la gente en las empresas y logrando que hagan lo que queremos que hagan y de la forma que nosotros les indicamos, en el contexto de esa época de transformación de la actividad artesanal a la producción seriada (El Management científico, Frederick Taylor 1856 a 1915).




Todo el desarrollo posterior de la tecnología del management se basó entonces en el crecimiento de negocios a mayores distancias, favorecidos por la conexión rápida que brindaba el ferrocarril, el que no solo transportaba los productos fabricados, sino también el valioso carbón, combustible fósil,  contaminante por excelencia y protagonista de la primera etapa de la era industrial.
La educación se desarrolla a la sombra y a la par de ese desarrollo industrial brindándole a las empresas graduados capaces y disciplinados en las ciencias y las artes de mayor consumo laboral, aplicando los principios básicos de aquella época, en la que el trabajador no opina ni tiene ideas propias, sino que recibe instrucciones de los gerentes.
Que ha cambiado desde entonces?
En la línea del tiempo sigue un crecimiento dramático de la producción de carbón en las primeras décadas del siglo XX para abastecer la industria mecanizada inicialmente con la maquina a vapor junto con un progresivo aumento de la población trabajadora industrial (el éxodo del campo a la ciudad).
Ese crecimiento de la industrialización continúa con mayor aceleración en todo el siglo XX a través de la explotación del petróleo, un nuevo combustible fósil, no renovable, más fácil de transportar, y productor de anhídrido carbónico en nuestra atmosfera igual que el carbón.
De la mano de este desarrollo mejoran las técnicas de gerenciamiento en la búsqueda de la mayor eficiencia a través del entusiasmo y la participación de los trabajadores, llamando a los empresarios a  mostrar banderas detrás de las que todos deberían alinearse. La educación secundaria y universitaria aporta ahora nuevas ofertas de especializaciones técnicas y formación de expertos en organización que prometen una rápida inserción laboral.
La electrónica, las telecomunicaciones y los proyectos aeroespaciales y de energía nuclear se desarrollan hacia mediados del siglo XX con el impulso de las necesidades de los países protagonistas de la segunda guerra mundial y de la guerra fría, y el  avance  vertiginoso de nuevas disciplinas derivadas de la aplicación de los revolucionarios planteos científicos conocidos en el cambio de siglo, y que a su vez , arrastran a la educación y la formación de las personas hacia una oferta de más conocimientos y especializaciones.
La energía del carbón y de los derivados del petróleo se consume sin freno y sin contemplaciones sobre impactos ambientales ni consideraciones sobre el agotamiento de los recursos naturales, con el aporte adicional de la nueva energía nuclear controlada en reactores de dudosa seguridad en esa época.
Las artes y ciencias del gerenciamiento  se ven obligadas a modificar los anteriores conceptos de control de calidad al final del proceso por otros más amplios y realistas como el aseguramiento de la calidad y posteriormente de la más completa gestión de la calidad para asegurar que en la cadena proveedores a clientes no existan baches que puedan afectar el resultado final.
Este reconocimiento del valor de la gestión integral de la calidad tiene su expresión más contundente y dramática en la industria aeroespacial, la nuclear y la bélica, que no perdonan errores ni dan oportunidades de prueba y error.
Por otro lado la industria manufacturera, presionada por mayores costos de la energía y de la mano de obra, comprende finalmente el concepto del costo de la no calidad.
El mejor ejemplo de esto es el de década del 70 en la que Japón puso a prueba su instinto de supervivencia por ser importador neto de petróleo en plena crisis de los productores de la OPEP, tomando la decisión de eliminar definitivamente sus “segundas fábricas” que se dedicaban a  reparar errores cometidos en la fabricación de línea. Como lo logró? Aplicando la nueva ciencia del management que abandona el control (final) de la calidad y lo reemplaza por la gestión integral de la calidad que comienza en el diseño del producto, la gestión de compras y el control de los proveedores, los controles durante el proceso y la participación del personal en la mejora continua.
Pero los desafíos continúan y el círculo se cierra con una inevitable necesidad de consumo por parte de las industrias que producen cada vez más bienes en serie, instalando el nuevo concepto de globalización para garantizar la mayor amplitud posible del mercado.
Mientras el management ajusta y perfecciona el diseño de los procesos y el control sobre los recursos humanos en su necesidad de su máximo aprovechamiento, las mismas mentes empresarias que buscan mejores y más ingeniosas ideas sobre nuevos productos que conquisten más y más usuarios avanzan hacia uno de los mayores desafíos de la historia de las relaciones laborales en la empresa.
Es que los mismos “productos” que la industria ofrece, como por ejemplo internet, sus aplicaciones, y los aparatos necesarios para aprovecharlos, como telefonía, ordenadores e interfaces con el usuario, terminan colocando al individuo, a la persona, al ser humano, en una situación nunca vista de oferta de información y comunicación social que lo ubica en el centro de la escena. Confundido, inseguro, más desconfiado, pero a su vez más demandante y con mayor sensación de protagonismo, ese consumidor recibe gratificaciones inmediatas a todas sus necesidades, aunque más no sea en forma virtual, pero igualmente satisfactoria. Mientras tanto los moralistas confunden la calidad de la oferta visual de información muchas veces cargada de violencia como el causante de una sociedad más intolerante y hasta delictiva.
Lo que se va conformando en los últimos años de este último siglo es una oleada juvenil de oferta laboral que no acepta las reglas habituales de comportamiento en la empresa. Su baja autoestima, producto de  una satisfacción automática y gratuita que no requiere mayor esfuerzo, los deja sin protección en medio de una organización que presupone una tradicional cultura del trabajo, del progreso con transpiración y de la dignidad automática que provee el esfuerzo de toda una vida y que alimenta el orgullo de la llamada tercera edad.
Los nuevos no creen en los valores tradicionales. Necesitan vivir en un mundo más limpio y sano. Les cuesta reconocer proyectos empresarios trascendentes por más que los intentemos convencer de que ellos mismos son parte importante de esas misiones y visiones. Prefieren respuestas a cortísimo plazo. No les gusta planificar el mediano plazo (ni hablar del largo plazo). Necesitan saber si son valiosos, si alguien reconoce su actividad en la empresa. Quieren respuestas rápidas a sus inquietudes, porque las dilaciones de sus jefes les produce inseguridad. Necesitan la guía permanente en sus tareas. Es la guía que les brindó siempre su parafernalia informática y comunicacional porque encontraban en ella una imparable oferta de alternativas que los llevaban en forma segura a satisfacciones y resultados.
En este gigantesco desafío nos encuentran las primeras décadas de este siglo XXI en lo que respecta al management, cuyas técnicas  ya no le brindan al empresario la salida que espera. Los premios y castigos tradicionales no surten efecto. El entusiasmo y la motivación se miden de otra forma. Hay nuevas tareas, nuevos desafíos y nuevas responsabilidades para el líder que ha decidido hacerse cargo. La adaptación a la eterna y omnipresente situación de cambio requiere una entrega y una dedicación que debemos comprender como imprescindible y a su vez útil. No es una tarea adicional a las responsabilidades indicadas en los libros. No existe el “no tengo tiempo” para este cambio. Es una transformación positiva, constructiva y  revolucionaria en la que al ser humano que trabaja se le reconoce su derecho a un desarrollo personal sin límites, en el marco de un proyecto empresario que es aún más amplio y más grande que su propio proyecto de vida.

 Hoy necesitamos un mayor grado de compromiso personal en el trabajo, aunque resulta que a las personas no se las puede gerenciar hacia el compromiso. Es imposible comprometerlos por medio del control.
Una encuesta de Gallup muestra que 7 de cada 10 trabajadores en USA no se sienten comprometidos con su trabajo. Pero hay empresas que sí lo logran. Estas empresas orientan a su gente sobre lo que hay que lograr pero fomentan al mismo tiempo la responsabilidad hacia la autonomía en la forma de lograr esos objetivos.