El
futuro del clima del planeta
Mientras la temperatura promedio de la
atmosfera del planeta sube sin pausa desde los últimos 10 años, y mientras la
temperatura media del 2015 fue la más alta desde que comenzó la era industrial,
los que pretenden decidir el futuro del mundo reunidos en Paris en diciembre
pasado establecieron por primera vez, y muy
tímidamente, metas numéricas para
las próximas décadas: La temperatura no deberá elevarse más de 2 grados sobre
la actual.
Se
hizo lo que se pudo
Y lo de muy tímidamente no es un comentario
superficial. Se basa en dos razones que desafían nuestra conciencia.
Por un lado, teniendo en cuenta que en los
últimos años la tasa mundial anual de muertes por causa del calor ha sido de
más de 300.000 personas (sin contar los demás seres vivos del planeta),
reconozcamos que hemos llegado un poco tarde a frenar esta escalada. Pero como
el pasado ya pasó, al menos estimemos cuantos van a morir en la próxima decada.
Para evitar el espanto que nos causa el resultado, es un mandato implícito el
elaborar planes de contingencia para morigerar esa cifra, léase campañas de
concientización, alertas médicas, infraestructura para tratamiento, bases de
datos y redes de comunicación, y por supuesto, al fin, mejorar el acceso al agua potable de los
habitantes de todo el planeta.
La segunda muestra de timidez es que nada se
decidió sobre la forma en que se podría llegar a la meta (o de no llegar a ese
maldito incremento de temperatura de 2 grados, como se prefiera). Ningún
compromiso de los países que intervinieron en esa reunión cumbre, ninguna
estimación del presupuesto necesario para la conversión de energía fósil y ni
hablar sobre los recursos económicos que cada país pondría a disposición para
esta ultima e inexorable cruzada para salvar la vida en la tierra.
Qué
pasa en Argentina?
En este extraño panorama que comprende por un
lado zonas muy castigadas por este (por ahora) inexorable cambio climático y en
otro foco los países que más contribuyen a este cambio, victimas y causantes se
mezclan en una aparente inconsciencia de no saber cuál es su contribución a
este estado de cosas, ni como remediar y cambiar la tendencia.
Veamos que pasa en nuestro país, la
Argentina. Como es frecuente en el tema del medio ambiente, los movimientos,
acciones y reacciones son contradictorios. Y esto tiene su razón de ser, ya que
es frecuente caer en el error de suponer que lo ecológico es enemigo del
progreso. Es así entonces como los actores económicos afectados por alguna
reacción contraria a su actividad, despliegan todos sus recursos para defender
sus intereses ante un impasible estado nacional que piensa que todo se debe a
una lucha de beneficios contrapuestos, en lugar de regular y controlar la forma
en que se deben desarrollar las actividades industriales para no comprometer
nuestro delicado mundo natural.
Veamos algunos ejemplos:
Avanza
la minería sin control
Hace pocos días se anunció la eliminación de
los derechos de exportación para la minería. Pero de la demorada reglamentación
de la ley de glaciares que prevé su relevamiento detallado, y el alcance de sus
cuidados, no se escuchó nada. Y no hay duda alguna sobre la relación de estos
dos asuntos.
Petróleo
a contramano
El precio de los combustibles sigue creciendo
en el mercado interno con la plena anuencia del estado, mientras el precio
internacional del petróleo sigue bajando dramáticamente para desesperación de
las bolsas de valores. Por qué no acompaña esta baja el precio de nuestros
combustibles? La respuesta es simple
pero está ausente en las explicaciones de los funcionarios: es porque seguimos
subsidiando a las empresas petroleras que actúan en nuestro territorio. Es
contradictorio este subsidio en un momento en que se habla de la necesidad de
sincerar la economía y que ningún sector o empresa del estado o privada sea
mantenida por el bolsillo de todos nosotros. Es más, Este subsidio al sector
petrolero se confirma a un mes de la cumbre mundial de medio ambiente de Paris,
en la que se explicita la necesidad de enfocar nuestros esfuerzos y recursos a
las energías alternativas. No quisiéramos copiar la actitud irresponsable de
Alemania, que al decidir la desactivación de sus centrales nucleares luego del
accidente de Chernobyl, se volcó nuevamente a la carrera ascendente del carbón,
el mayor contribuyente al efecto
invernadero.
Energía
solar en Jujuy
Otra, pero buena: La Nación acaba de firmar
un convenio con la Provincia de Jujuy en
el marco del Plan Belgrano para ampliar el proyecto ya iniciado de parque
solar, y cuyo nuevo objetivo es contribuir con un 10% de energía eléctrica a la
red nacional.
Celebro la creación de un nuevo ministerio de
ambiente y desarrollo sustentable, y me detengo en la segunda parte del nombre.
Es que el cuidado del medio ambiente no debe impedir el desarrollo de un país.
El monitoreo de la actividad humana en todos los aspectos del desarrollo debe
ser tamizado permanentemente y transversalmente por este ministerio. Cualquier
proyecto de infraestructura, caminos, obras de contención de inundaciones,
actividades industriales con impacto ambiental, deben ser analizadas y a los
responsables de esas obras se los debe convocar a demostrar su vocación por el
ambiente, demostrable en cada paso del proyecto y de su explotación. Consiste
en interpretar las palabras “desarrollo sustentable” como algo que puede ser
sostenido en el tiempo sin degradar ninguna de sus características y las de la
naturaleza y las personas que los rodean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario